Intro

Caso curioso el del cine argentino. Cada cierto cantidad de tiempo tiene la capacidad y necesidad de reinventarse, para abandonar la repetición de esquemas.

En estos útimos años, ese procedo ha sido a costa de olvidar casi por completo toda su riquísima historia.
Desde la década de 1930, Argentina y México eran los únicos países del continente que construyeron su propka industria del cine por fuera de Hollywood. Inspirada en esta, pero con sus propios directores, actores y estilo.
Los años ’40 y ’50 fueron los de Mario Soffice y Hugo del Carril; de «Tita» Merello y Zully Moreno. En los ’60 y ’70 convivieron Invasión y Juan Moreira.
Tras la dictadura, emergió un cine que amalgamó buenas historias con consciencia social (Un lugar en el mundo).
A finales de los ’90 y después de joyas como Pizza Birra y Faso, las nuevas películas se iban aplanado. El contenido concreto de lo que se queria decir desplazaba a la narración propia del cine.

En el 2000, Fabián Bielinsky volvió a darle un lugar destacado a la narración cinematográfica. La escena del personaje de Darín ‘narrando’ lo que sucede en la calle porteña es la mayor expresión de esto.
Un año antes Moebius conmovió el ámbiente under de la ciencia ficción y el fantastico. Tiempo de Valientes hizo lo propio con las tramas policiales.
También dentro del cine social e intimista hubo sorpresas con películas con grandes pequeñas historias, como Historias Mínimas de Carlos Sorín.

Nueve reinas (2000)

de Fabián Bielinsky

Una historia divertida, entretenida, inteligente, llena de grandes momentos y que no afloja en todo el metraje.

Juan (Alan Pauls), es un ladrón de poca monta, quién se cruza con Marcos (Ricardo Darín), un estafador experimentado que busca compañero de trabajo por unos días. Este le irá mostrando a Juan (y al público) el mundo de los bajos fondos y el delito. Todo cambia cuando Marcos es llamado por un antiguo amigo, falsificador, quién sufrió un infarto mientras intentaba vender las “Nueve reinas” a un millonario español de paseo en Argentina.

Juan y Marcos tomarán en sus manos el desafío y la aventura de realizar ese negocio. Los derechos fueron vendidos a los EEUU, donde se produjo una adaptación que pasó sin pena ni gloria.

“Por cierto, ¿Alguien se acuerda cómo se llamaba la canción de Rita Pavone?”

Historias Mínimas (2002)

de Carlos Sorín

Un hombre viaja por la ruta para asistir al cumpleaños del hijo de una mujer de la cual está enamorado. De camino quiere comprar una torta que le gane el cariño del joven… y de la madre. La protagoniza magistralmente Javier Lombardo.
Una joven (Javiera Bravo) participa en el programa de preguntas y respuestas del canal de cable del pueblo y gana una licuadora. Deberá emprender el viaje a la ciudad para hacerse con ella.
Don Justo (Antonio Benedictti) es un hombre mayor que vive en la casa de sus hijos. Extraña s u perro, el Malacara. Tanto que una mañana decide salir a la ruta en su búsqueda, sin dirección concreta. Un Ulises/Odiseo de pueblo. Su historia es por lejos la más interesante, por como recorre la ruta, los distintos lugares a los que llega, las conversaciones que sostiene y su determinación.
Las tres historias van convergiendo en distintos momentos, pero en general mantienen su independencia.

Carlos Sorín construye una película excepcional a partir de estas tres historias. Cada una por separada es bastante ‘simple’ (el cine argentino contemporáneo esta saturado de ellas), pero es gracias a la particular manera en que están narradas, actuadas, que se convierten en mucho más. Lo simple se vuelve mínimo. Un retazo de narración, una historia comprimida, una pequeña joya pulida de adjetivos y escenas innecesarios. Se vuelve así una película profunda, entretenida, llevadera, que no tiene necesidad de diálogos «filosóficos» para poseer profundidad.

Tiempo de Valientes (2005)

de Damián Szifron

El director de Los Simuladores dirgió esta película de aventuras y acción.
Mariano (Diego Peretti) es un psicoanalista asignado para acompañar a Alfredo (Luis Luque) un policía que pasa por un mal momento. Alfredo introducirá a Mariano en los bajos mundos del delito y ambos combatirán contra un grupo de traficantes y  elementos corruptos en las fuerzas policiales.
Un film magistralmente dirigido y lleno de escenas memorables (la cena en casa de Mariano junto con a su esposa, el payaso plin plin y la antológica sucedida en el edificio de la Side).

Papeles en el Viento (2015)

de Juan Taratuto

Papeles en el viento es la historia de tres amigos que deben convivir con la muerte del ‘Mono’, el cuarto integrante del grupo. Cada uno tiene sus problemas familiares y laborales (son un docente, un abogado y el dueño de un lavadero de autos). Como si fuera poco, deberán hacerse cargo de la promesa que le hicieron al Mono: su hija debe ser hincha del Club Atlético Independiente. No será fácil. La madre los ignora y sólo les abre la puerta cuando se comprometen con aportar económicamente para los gastos de la joven. Hay otro problema, aún mayor. El Mono no dejó un peso. Gastó la poca plata que tenía en el pase de un jugador de fútbol que prometía, pero no levantó cabeza en la división mayor: el joven Pitilanga. Para poder ver a su sobrina, deberán resolver el desafío de conseguir dinero de un pase que no vale nada..

Un film genial y entretenido,en el que destacan sus actuaciones (Diego Peretti, Pablo Echarri, Pablo Rago, Cecilia Dopazo y Diego Torres, con la participación especial de Daniel Rabinovich).
Tiene momentos de comedia hilarantes y otros cargados de una emotividad que se trasmite desde la pantalla al espectador.

Por Pablo Testa
Abril 2022

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